El informe propone cuatro cuestiones cruciales para los responsables de políticas y partes interesadas en educación a medida que la tecnología se integra en la enseñanza. Destaca la importancia de regular el uso de la tecnología para evitar posibles perjuicios en las experiencias de aprendizaje y el bienestar de estudiantes y docentes. Se enfatiza la necesidad de priorizar las necesidades del estudiantado y brindar apoyo a la docencia, recordando que las conexiones en línea no pueden sustituir la interacción humana. El informe también aborda la mejora potencial del aprendizaje mediante el uso de la tecnología en ciertos contextos. Sin embargo, advierte que el exceso o la falta de participación de docentes calificados pueden eliminar los beneficios. Se mencionan ejemplos, como la distribución de computadoras a estudiantes sin la participación activa de docentes, y se destaca que los teléfonos inteligentes en las escuelas pueden convertirse en distracciones. En cuanto a las desigualdades de aprendizaje, el informe señala que la enseñanza exclusivamente a distancia puede aumentar las disparidades, especialmente durante la pandemia de COVID-19, dejando a 500 millones de estudiantes en todo el mundo excluidos, principalmente los más pobres y aquellos en zonas rurales. El derecho a la educación se vincula cada vez más con el acceso significativo a la conectividad, pero el informe destaca que una cuarta parte de las escuelas primarias carece de electricidad. Se hace un llamamiento a todos los países para establecer puntos de referencia de conexión a Internet en las escuelas para 2030, centrándose en los más marginados. Finalmente, el informe destaca la necesidad de evidencia fiable sobre el valor añadido de la tecnología en el aprendizaje, resaltando la falta de evidencia imparcial y el riesgo de sesgo cuando la información proviene únicamente de empresas tecnológicas. Además, advierte sobre los costos a largo plazo de las adquisiciones tecnológicas, señalando que el mercado de EdTech está en expansión mientras persisten las carencias en las necesidades básicas de educación. La transformación digital completa de la educación, incluyendo la conectividad en las escuelas y hogares, implicaría costos significativos, añadiendo un 50% al actual déficit de financiación para lograr las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4.